23.6.04

Página de la M. Angeles Sorazu

‘Dios favorece a algunas almas, inspirándoles una devoción singular, entusiasta y acendrada a la Santísima Virgen. Estas almas, impulsadas por la gracia, se consagran enteramente a la Señora y se identifican con ella mediante la práctica de la vida mariana, que consiste en inspirarse para todo en la Virgen y hacerlo todo en unión con ella.

‘Las que practican esta vida mariana tienen en la Virgen una ayuda poderosísima y un lenitivo para sus penas en todas sus tribulaciones.

‘Es admirable la conducta que observa la Señora con las almas que le pertenecen (por su devoción y consagración perfecta) y el celo que despliega en favor de las mismas. ¡Con cuánto amor y ternura las visita, asiste en la tribulación, las protege y defiende de sus enemigos, las socorre en sus necesidades, las enamora de Dios, las adorna y prepara a su divina unión y obtiene esta gracia para ellas! Estas almas pueden repetir con verdad las palabras del libro de la Sabiduría: Con ella me vinieron todos los bienes juntos, en sus manos había riquezas incontables; porque quien tiene de su parte a la Virgen (y la tienen todos los que deveras la aman) poseen un tesoro infinito, pues posee al mismo Dios. Y no hay quien prodigue los consuelos inefables que prodiga la Señora a sus devotos en el tiempo de la tribulación.

‘Por eso las almas interiores, llamadas a vivir en intimidad con Dios como preparación a las pruebas que les esperan a las noches y cavernas, en los desiertos y en los túneles que comprende su sendero, deben procurar identificarse con la Virgen y merecer su amparo y protección; que, se así lo hacen, padecerán menos y siempre aprovecharán más; pero singularmente en los períodos de sufrimiento, que es cuando más necesitan de su patrocinio.

‘Padecerán menos, porque las almas que practican la vida mariana, cuando se vean abandonadas de Dios, acusadas de su propia conciencia, atormentadas por el demonio y desesperadas de su salvación, además de la protección que experimentan en su recurso frecuente a la Virgen, el afecto de complacencia que sienten por ella las hace participantes de su felicidad, y gozan del torrente de sus delicias. Aprovechan más, porque, iluminada su alma por el resplandor de esta Estrella matutina, que jamás se oculta a sus fieles servidores, tienen conciencia de la purgación dolorosa que en ellas opera la gracia, y, confortadas por el patrocinio de la Señora, la sufren, enseñadas por ella, con perfecta resignación, sin defenderse ni sustraerse, antes bien, procuran cooperar con ella en la forma que les es posible.’

Who links to me?
Who links to me?