6.6.04

Llega el tiempo de un mayor conocimiento y amor a la Madre de Dios

Llega el tiempo de un mayor conocimiento y amor a la Madre de Dios

Mucha es la prevención que ha existido y existe acerca de cualesquiera textos revelatorios sobre la Virgen María, con multitud de razones. La propia madre Agreda expresará su temor a esas prevenciones a la misma Virgen y Ella le contestará: “A la duda y cuidado que tienes si te darán crédito a lo que escribes por la grandeza de estos misterios, tengo respondido mucho en el discurso de esta Historia. El que hiciere de mí digno concepto y aprecio no hallará dificultad en darme crédito, porque entenderá la proporción y correspondencia que tienen todos los beneficios que escribes en el de la dignidad de Madre de Dios, a que todos los beneficios corresponden, porque su Majestad hace las obras perfectas y si alguno duda en esto cierto es que ignora lo que Dios es y lo que yo soy”
Mística Ciudad de Dios es un libro de toda garantía donde la escritora, la madre Agreda refleja las grandiosas visiones y mensajes que tuvo sobre la Vida de la Madre de Dios. Probablemente es el libro más grande jamás escrito sobre la Virgen. Quiere su Hijo Jesús que se conozca mucho más que en el pasado a su Madre: “Esposa mía, muchos misterios hay en mi Iglesia militante manifiestos de mi Madre y de los santos, pero muchos están ocultos y más los interiores y secretos y quiero manifestarlos y que tú los escribas como fueres enseñada, y en especial de María purísima. Yo te los declararé y mostraré, que por los ocultos juicios de mi sabiduría los he tenido reservados, porque no era el tiempo conveniente ni oportuno a mi providencia; ahora lo es, y mi voluntad que los escribas; obedece, alma” . Y sigue el Altísimo: “En la primitiva Iglesia no los manifesté porque son misterios tan magníficos, que se detuvieran los fieles en escudriñarlos y admirarlos, cuando era necesario que la ley de gracia y el evangelio se estableciese; y aunque todo fuera compatible, dada la ignorancia humana pudiera padecer algunos recelos y dudas, cuando estaba tan en sus principios la fe de la encarnación y redención y los preceptos de la nueva ley evangélica; por esto dijo la persona del Verbo humanado a sus discípulos en la última cena: Muchas cosas tenía que deciros, pero no estáis ahora dispuestos para recibirlas. Habló en ellos a todo el mundo, que no ha estado dispuesto, hasta asentar la ley de gracia y la fe del Hijo, para introducir los misterios y fe de la Madre”

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