6.4.10

Sobre María, Redentora de almas

Este post se pone contestando a algunos comentarios dejados en el artículo sobre la Rosa Mística sobre la advocación de María Redentora de almas.
Vaya por delante que no tengo conocimiento personal de esas apariciones ni del movimiento que haya surgido en torno a ellas. Sólo decir lo siguiente sobre las objeciones:
Que María Santísima haya sido asunta en cuerpo y alma no obsta a que pueda hablar por medio de instrumentos, puede hacerlo, faltaría más, bien por medio de aparición "exenta", como Lourdes o Fátima, es decir, como persona visible, o bien por medio de instrumentos como en muchos otros lugares. Esto no supone "posesión" ni debe ser confundido sin más con manifestaciones espiritistas; semejante confusión dice muy poco de quien caiga en ella.
No existe la advocación de María Redentora de almas, se habla teológicamente de María Corredentora, pero esto es para evitar excesos desde la ignorancia. Pero es plenamente aceptable que María Santísima se refiera a sí misma como redentora, lo que de ninguna manera excluye al Señor como redentor. Un purismo teológico, preventor de excesos se explicaría precisamente para evitar malentendidos.
También en la época de Lourdes parecía una incorrección total que la Virgen hablara de sí misma como la Inmaculada Concepción.
No sé si habrá intentos de "imponer" este título de Redentora como advocación, pero es claro que la iglesia nunca lo aceptaría, nunca acepta aquello que pueda acercarse lo más mínimo a servir de discusión con una advocación o título ya establecido.
Leia la historia sobre las apariciones habidas en un hogar privado y en la calle, y visto el fin de las apariciones y los símbolos explicados por la misma Virgen Santísima, que es extender una medalla de la Virgen y la mención sobre todo al globo terrestre poblado de almas huérfanas de Dios y su Madre, no parece que pueda oponerse nada a todo ello. Otra cosa sería, lo que desconocemos, actuaciones del movimiento que pueda haberse creado en torno; los entornos a menudo caen en un exceso de autoconcepto, y si quieren mantenerse deben cuidar evitar sectarismo y fanatismo, aunque también deben evitar ceder a las presiones de silencio.
Que el culto de la Virgen desde esas apariciones se guarde sin publicidad en un santuario no tiene nada que ser objetado. Hay apariciones con fin público y con fin privado. Estas parecen ser públicas, pero si hay persecuciones puede guardarse una discreción que es obligada, evitando que las persecuciones pasen a mayores.

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